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“«Laudato si, mi Signore» – «Alabado seas, mi Señor», cantaba san Francisco de Asís. En ese hermoso cántico nos recordaba que nuestra casa común es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos: «Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta, y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba». (…) esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella”.

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Una visión general

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«¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan, a los niños que están creciendo?» (n. 160). Esta pregunta está en el centro de Laudato si’, la esperada Encíclica del Papa Francisco sobre el cuidado de la casa común. Y continúa: «Esta pregunta no afecta sólo al ambiente de manera aislada, porque no se puede plantear la cuestión de modo fragmentario», y nos conduce a interrogarnos sobre el sentido de la

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existencia y el valor de la vida social: «¿Para qué pasamos por este mundo? ¿Para qué vinimos a esta vida? ¿Para qué trabajamos y luchamos? ¿Para qué nos necesita esta tierra?»: si no nos planteamos estas preguntas de fondo -dice el Pontífice – «no creo que nuestras preocupaciones ecológicas puedan obtener resultados importantes».

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Capítulo primero – «Lo que le está pasando a nuestra casa»

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El capítulo asume los descubrimientos científicos más recientes en materia ambiental como manera de escuchar el clamor de la creación, para «convertir en sufrimiento personal lo que le pasa al mundo, y así reconocer cuál es la contribución que cada uno puede aportar». Se acometen así «varios aspectos de la actual crisis ecológica».

 

EI cambio climático: «El cambio climático es un problema global con graves dimensiones ambientales, sociales, económicas, distributivas y políticas, y plantea uno de los principales desafíos actuales para la humanidad». Si «el clima es un bien común, de todos y para todos», el impacto más grave de su alteración recae en los más pobres, pero muchos de los que «tienen más recursos y poder económico o político parecen concentrarse sobre todo en enmascarar los problemas o en ocultar los síntomas».

 

La cuestión del agua: El Papa afirma sin ambages que «el acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal, porque determina la sobrevivencia de las personas, y por lo tanto es condición para el ejercicio de los demás derechos humanos». Privar a los pobres del acceso al agua significa «negarles el derecho a la vida radicado en su dignidad inalienable».

 

La pérdida de la biodiversidad: «Cada año desaparecen miles de especies vegetales y animales que ya no podremos conocer, que nuestros hijos ya no podrán ver, pérdidas para siempre». No son sólo eventuales “recursos” explotables, sino que tienen un valor en sí mismos.

 

La deuda ecológica: en el marco de una ética de las relaciones internacionales, la Encíclica indica que existe «una auténtica deuda ecológica», sobre todo del Norte en relación con el Sur del mundo. Frente al cambio climático hay «responsabilidades diversificadas», y son mayores las de los países desarrollados.

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Capítulo segundo – El Evangelio de la creación

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Para afrontar la problemática ilustrada en el capítulo anterior, el Papa Francisco relee los relatos de la Biblia, ofrece una visión general que proviene de la tradición judeo-cristiana y articula la «tremenda responsabilidad» (90) del ser humano respecto a la creación, el lazo íntimo que existe entre todas las creaturas, y el hecho de que «el ambiente es un bien colectivo, patrimonio de toda la humanidad y responsabilidad de todos».

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Capítulo tercero – La raíz humana de la crisis ecológica

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Este capítulo presenta un análisis de la situación actual «de manera que no miremos sólo los síntomas sino también las causas más profundas» (15), en un diálogo con la filosofía y las ciencias humanas.

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Capítulo cuarto – Una ecología integral

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El núcleo de la propuesta de la Encíclica es una ecología integral como nuevo paradigma de justicia, una ecología que «incorpore el lugar peculiar del ser humano en este mundo y sus relaciones con la realidad que lo rodea» (15). De hecho no podemos «entender la naturaleza como algo separado de nosotros o como un mero marco de nuestra vida» (139). Esto vale para todo lo que vivimos en distintos campos: en la economía y en la política, en las distintas culturas, en especial las más amenazadas, e incluso en todo momento de nuestra vida cotidiana.

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Capítulo quinto – Algunas líneas orientativas y de acción

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Este capítulo afronta la pregunta sobre qué podemos y debemos hacer. Los análisis no bastan: se requieren propuestas «de diálogo y de acción que involucren tanto a cada uno de nosotros como a la política internacional» y «que nos ayuden a salir de la espiral de autodestrucción en la que nos estamos sumergiendo» Para el Papa Francisco es imprescindible que la construcción de caminos concretos no se afronte de manera ideológica, superficial o reduccionista. Para ello es indispensable el diálogo, término presente en el título de cada sección de este capítulo: «Hay discusiones sobre cuestiones relacionadas con el ambiente, donde es difícil alcanzar consensos. … la Iglesia no pretende definir las cuestiones científicas ni sustituir a la política, pero [yo] invito a un debate honesto y transparente, para que las necesidades particulares o las ideologías no afecten al bien común”.

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Capítulo sexto - Educación y Espiritualidad Ecológica

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El capítulo final va al núcleo de la conversión ecológica a la que invita la Encíclica. La raíz de la crisis cultural es profunda y no es fácil rediseñar hábitos y comportamientos. La educación y la formación siguen siendo desafíos básicos: «todo cambio necesita motivaciones y un camino educativo». Deben involucrarse los ambientes educativos, ante todo «la escuela, la familia, los medios de comunicación, la catequesis». El punto de partida es “apostar por otro estilo de vida”, que abra la posibilidad de «ejercer una sana presión sobre quienes detentan el poder político, económico y social». Es lo que sucede cuando las opciones de los consumidores logran «modificar el comportamiento de las empresas, forzándolas a considerar el impacto ambiental y los patrones de producción».

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Proyecto Educativo Liderazgo Eco-Etico para el Cuidado de la Casa Común

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La idea del proyecto es sumarse a la causa de difundir la Segunda Encíclica sobre el Cuidado de la Casa Común del Papa Francisco. Se trata de preparar los siguientes cinco instrumentos educativos e innovadores, los que estimularán el aprendizaje interactivo:

  • Sitio electrónico educativo.

  • Documental educativo.

  • Curso  virtual.

  • Video juego educativo.

  • Manual digital para maestros.

 

Será una contribución de conocimiento a la sociedad en general en múltiples lenguas. Esperamos que esta pequeña contribución, tanto de los donantes como de los colaboradores, sea bienvenida.

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